miércoles, 19 de diciembre de 2007

Luces que extinguen
la noche,
siembran batallas opacas
en la miel del ánimo.

Se descubre tímido el temor
de encontrarte,
en la orilla del sueño
los espejismos de la mente
mueren a tu cauce,
a tus vientos que eclipsan,
a tu porvenir.

Soy el dueño de los días quietos,
de la errante memoria,
del sol que disipa tu sol
que baña almas.

Me rapta la tierra
que esconde
la luz que extingue,
que implora la noche,
que goza el ánimo,la miel de la victoria.

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